Durante la mañana del domingo 20 de octubre se celebraron las misas donde 48 estudiantes recibieron su primera comunión. A las 9 de la mañana presidida por Claudio Carrasco ss.cc., y a las 11 acompañada por el provincial de la congregación, Sandro Mancilla ss.cc.
Recibir por primera vez la comunión es iniciarse en la vida eucarística. Y la vida eucarística es hacer memoria de la última cena de Jesús. Por eso, lo que vivimos en las últimas primeras comuniones fue una fiesta de la mesa. Así lo dijo el padre Claudio en su homilía cuando invitó a las familias del 5º básico A, a llegar a su casa y hacer una cruz sobre la mesa del comedor donde se reúne la familia en los momentos alegres y los no tan alegres.
“Cuando uno va una fiesta se prepara, y ustedes se han preparado con sus catequistas para esta fiesta de hoy. Jesús está en una fiesta con sus discípulos alrededor de una mesa compartiendo el pan. Nuestras palabras y acciones son importantes para no echar a perder la comida con mi familia y la comida con el Señor. A partir de hoy ustedes están invitados a cuidar para que la fiesta se extienda a nuestros hogares porque nos amamos. Estamos todos invitados a vivir esta fiesta de amor”, dijo el sacerdote a las niñas y niños.
En tanto, en la misa de los estudiantes de 5º B y C, el padre Sandro recordó a los niños que Jesús vino a dar la vida por amor. Y luego les preguntó si tenían a alguien a quien quisieran mucho, y agregó que cuando hay alguien a quien queremos mucho, hacemos esfuerzos para que esa persona sepa que la queremos. “Sus papás y sus mamás renuncian todos los días a algunas cosas para cuidarlos porque los quieren mucho. El amor es una fuerza que nos ayuda a hacer lo que sea. Esa experiencia de amor nos va guiando en la vida. Según los criterios de Dios hay que amar a todos y eso es muy difícil de hacer. Amar al enemigo, por ejemplo, es casi imposible. Pero contamos con la fuerza de Dios. Su Espíritu nos fortalece y para eso sirve alimentarse de él constantemente con su cuerpo y con su sangre en la eucaristía para nutrirnos en el amor”, dijo el sacerdote.
Fue una hermosa jornada comunitaria de fiesta marcada por la alegría de las familias que llegaron a celebrar este momento sacramental tan significativo en la vida de nuestras niñas y nuestros niños.