Durante la mañana de este viernes 11 de julio tuvimos la posibilidad de mirar y comprobar que todo está bien. No solo el sentido de pertenencia de nuestro núcleo central que son las y los estudiantes, sino que también el compromiso de quienes tienen en sus manos su formación.
Lo de este viernes no es posible sin la disposición de que esta sea una experiencia inolvidable.
Este año era especial. Los cursos pudieron cerrar el ciclo de las tres dimensiones del carisma de los Sagrados Corazones: Contemplar, vivir y anunciar. La mañana comenzó con la celebración de la eucaristía para quienes iban a salir del colegio. De 5º básico a IV medio llenaron la capilla en un ambiente de respeto que nos hace comprobar y volver a asentir: Todo está bien.
Claudio Carrasco ss.cc. les invitó a un instante de silencio para pensar en aquellas y aquellos que, como a la oveja perdida, debemos acoger y no dejar de lado. Y hubo silencio. Antes había formado un corazón con una cuerda y dos voluntarios por curso que pudieron comprender cómo ese corazón que acoge y es amor, se forma con quienes están dentro, pero también con quienes están fuera, con los que nadie quiere, con los últimos; esos son los más importantes para Jesús, y ese es nuestro desafío.
Los más pequeños tenían un momento en sus salas para luego disfrutar del tradicional chocolate caliente, después del cual comenzaron las actividades; oración y reflexión orientada al buen trato (contemplar), bordar una cruz para regalarla a alguien importante (vivir), una fiesta con música y bailes, y una vuelta a la manzana a modo de pasacalle, muy alegre y festivo (anunciar).
Para los demás cursos las actividades fueron variadas, los quintos básicos fueron a “contemplar” al Santuario de san Alberto Hurtado, los sextos y un primero medio visitaron jardines infantiles donde algunos quedaron con ganas de volver y estar más tiempo jugando con los pequeños.
Los séptimos básicos tuvieron el tremendo regalo de conocer la historia de lo que fuera el antiguo colegio de las Monjas Francesas en el Campus Oriente, contado en primera persona por la hermana María Loreto Larraín ss.cc., quien vivió sus años escolares en esas instalaciones. Cada historia los iba dejando con los ojos más abiertos, como cuando la hermana dijo: “aquí estaba la piscina”…
Los octavos subieron 323 peldaños del templo votivo de Maipú para contemplar la ciudad a 67 metros de altura y descubrir ese relato de fe histórica que encarna el templo.
El I A fue a acompañar a nuestros queridos adultos mayores del centro Damián de Molokai que atiende la Fundación Sagrados Corazones. Los segundos medios en tanto, llegaron a “anunciar” a la plaza Pedro de Valdivia. Claudio Carrasco ss.cc. en la misma parroquia La Anunciación les explicó esta dimensión del carisma para luego repartir mensajes a los transeúntes. Un estudiante confesó que este año había sido “el mejor de los tres”, pese a que al principio se sentían avergonzados de abordar a la gente.
Hasta la gruta de Lourdes en Quinta Normal llegaron los III, donde pudieron tener momentos de oración en la basílica y conocer uno de los lugares más importantes de devoción mariana de nuestra ciudad.
Finalmente los cuartos medios pudieron visitar el memorial del padre Esteban Gumucio, religioso SS.CC. que está en proceso de beatificación, ubicado en la parroquia San Pedro y San Pablo. Supieron más de él, y compartieron con los residentes del albergue Esteban Gumucio que se encuentra al lado de la parroquia y que hace 14 años atiende a personas en situación de calle, dándoles la posibilidad, en muchos casos, de terminar sus días en un lugar digno y con amor. Además aprovecharon de desmalezar y limpiar los alrededores y los espacios verdes, para que quedara todo más bonito. Aprovecharon de cantarle el cumpleaños feliz a Juanito, quien fuera uno de los primeros en llegar al albergue cuando se abrió. Fue una mañana conmovedora y llena de sentido, por ser además la última experiencia de estos jóvenes en una salida del día del Sagrado Corazón.
La tarde anterior, del jueves 10, también vivimos una hermosa y concurrida eucaristía para todas las familias que fue presidida por Alex Vigueras ss.cc., religioso de la congregación.
Como siempre, agradecemos el compromiso de tantas y tantos que hacen posible estas vivencias que van calando hondo en el corazón de los estudiantes. Gracias padres, madres y apoderados por su confianza y por permitirnos como colegio colaborar con ustedes en la formación del corazón de sus hijas e hijos.
