La manera más sencilla de comprender la forma en que Dios nos ama es mirando a nuestros hijos e hijas. Ese amor incondicional que nos nace de lo profundo del corazón desde el momento que estos seres humanos llegaron a nuestras vidas, es lo que siente el Padre por nosotros.
Por eso es que la familia, cualquiera sea la conformación de esta, es el núcleo de esperanza que nos moviliza día a día a tener una mejor vida. La Iglesia nos invita a vivir un mes al año pensando en esta comunidad primera, pequeña, la “iglesia doméstica” para que podamos detenernos a mirar cómo estamos y cuáles son nuestros sueños y esperanza en el camino que recorremos.
“La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia”, dice el papa Francisco al iniciar su exhortación apostólica sobre la familia titulada “Amoris Laetitia”, publicada en 2016. En ella aborda la realidad y los desafíos de las familias en el mundo de hoy. Un material que durante este mes podemos ir observando para ayudar a la reflexión.
Además, la conferencia episcopal ofrece el altar del mes de la familia (ver aquí más información).
Les dejamos aquí también la oración que el papa nos ofrece en esta exhortación apostólica, con el fin de que podamos compartirla en familia:
(de Amoris Laetitia, exhortación apostólica de Francisco)
Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.