El sábado 22 de abril próximo, la Congregación de los Sagrados Corazones vivirá una gran fiesta en la ciudad de París.
A las 16 horas, en la iglesia de San Sulpicio, el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, cardenal Marcello Semeraro, presidirá la solemne eucaristía con el rito de beatificación de cuatro hermanos de la congregación asesinados durante el movimiento insurreccional conocido como “Comuna de París”.
La sublevación, principalmente obrera, suponía la debilitación del poder del clero. Fue además muy cruenta; algunos historiadores plantean entre 20 mil y 30 mil muertos, mientras otros hablan de hasta 50 mil asesinados sin contemplar distinción de ningún tipo.
¿Quiénes son los mártires de Picpus?
El 12 de abril, los comuneros entran en las casas de los hermanos y hermanas de la Congregación de los Sagrados Corazones en la calle de Picpus. Doce padres y 1 hermano fueron encarcelados. El 5 de mayo, 74 hermanas, junto con la Superiora general, la madre Benjamine le Blais, y 10 novicias fueron detenidas y llevadas a la prisión de Saint-Lazare. Aunque la mayoría de ellos fueron liberados más tarde, cuatro miembros del Consejo General de los hermanos permanecieron en prisión: Ladislas Radigue, Policarpo Tuffier, Marcelino Rouchouze y Frézal Tardieu.
El domingo 21 de mayo de 1871, la violencia se recrudece. Comienza la “semana sangrienta”. El viernes 26 de mayo, las tropas gubernamentales se acercan a La Roquette, donde están encarcelados los sacerdotes. En ese momento, hacia las 15 horas, Émile Gois, coronel de los Federalistas, ordena al Director liberar a 50 prisioneros, entre ellos 10 sacerdotes elegidos al azar. Entre ellos estaban los padres Sagrados Corazones: Ladislao, Frézal, Marcelino y Policarpo, y el P. Enrique Planchat, de la Congregación de los Religiosos de San Vicente de Paúl (RSV). Los llevaron a la calle Haxo y, en el patio del cuartel general de la Guardia Nacional, fueron masacrados por una multitud enfurecida.
Ladislas, Polycarpe, Marcellin y Frézal
Ladislas Radigue (1823-1871)

- Por 15 años fue socio del Maestro de Novicios en la comunidad de Issy-les- Moulineaux, por la que pasó también Damián de Veuster.
- Según un testigo era “la regla viva de la comunidad, un modelo de regularidad”.
- Fue uno de los iniciadores de la Escuela Apostólica en Picpus.
- Escribe un comentario a la Regla SS.CC. de 860 páginas (1864).
- En 1868 fue elegido prior de la Casa Madre y siguió siéndolo hasta el momento de su muerte.
- Fue Vicario General con E. Rouchouze y Consejero general con S. Bousquet.
El 3 de mayo de 1871, estando en la prisión de Mazas, Ladislas escribe al Superior General, Sylvain Bousquet:
“Pienso en el glorioso apóstol Pedro en la cárcel Mamertina: todos los días beso con amor un facsímil de sus cadenas que me siento feliz de poseer. […] Y hoy, 3 de mayo, ¿cómo no estar contento de llevar un poco de la cruz cuyo triunfo se celebra? Pienso en la Congregación, cuyos miembros rezan todos por nosotros; pienso sobre todo en usted, muy amado Padre, que sufre tanto como nosotros por nuestros sufrimientos. Estoy muy contento de ocupar su lugar aquí y de saber que está a salvo: puede consolar a la familia y dirigirla. Trato de unirme al santo sacrificio celebrado en nuestras capillas, a los adoradores y adoratrices que nos remplazan a los pies del santo tabernáculo”.
Polycarpe Tuffier (1807-1871)

- Los testigos “han sentido el encanto de su naturaleza comunicativa. Lo han visto por dos veces restaurar hábilmente una situación financiera comprometida. Han sonreído con su vivacidad, su sinceridad, sus distracciones. Han sido edificados por su piedad y su simplicidad” (Bocquet, 93).
- Párroco, capellán de hermanas y hermanos, director de colegio en Cahors: “transformó una modesta escuela en un colegio en pleno ejercicio” (Bocquet, 101).
- Ecónomo general, luego Consejero general y Procurador.
El 9-10 de mayo de 1871, estando en la prisión de Mazas, escribe una carta a su primo, Charles Tuffier:
“No estoy enfermo, pero sufro tanto por esta existencia en una celda que no tengo apetito y doy una porción de mi carne a los pobres. El hombre no vive sólo de pan; mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre que está en el cielo. […] ¡Oh Dios! Se pervierte a las poblaciones y matándonos, ¡creen que hacen bien! Perdónenlos, no saben lo que hacen. Los periódicos moderados por fin explican bien todo esto […]. ¿Cuándo terminará nuestro cautiverio? pero he tomado la resolución de no quejarme más […]. Como tú bien dices, Charles, el único que puede sacarnos de esto es Dios, sí, seguro, pero hagan lo que hagan, no podrán arrancarnos el amor de Dios y las bendiciones para ellos. Pidámosle, pues, que venga en nuestra ayuda”.
Marcelino Rouchouze (1810-1871)

- Hermano de Eutimio que fue Superior General y de Ana, religiosa SS.CC.
- Profesor de filosofía en Picpus
- Completa un registro de los hermanos de la Congregación con la biografía de cada uno.
- Resume las cartas de los misioneros de Oceanía y América Latina desde el principio.
- Consejero y Secretario General.
El 8 de mayo 1871, estando en la prisión de Mazas, escribe una carta a su prima, la Sra. Magnin:
“Estoy preso desde hace 26 días. La santa y adorable voluntad de Dios se cumpla en todo y en todas partes”.
Frézal Tardieu (1814-1871)

- Superior de la comunidad de noviciado de Lovaina por 13 años y luego de Issy-les-Moulineaux.
- En Lovaina trabaja en la pastoral universitaria. Un testigo dice de él: “Hemos conocido a un sacerdote mientras ocupaba el cargo de superior. Era un hombre notable, tanto por las cualidades de su corazón como por las de su mente. Con un sentimiento de profunda veneración, recordamos el nombre de este santo y amable religioso que deja en Lovaina los ejemplos más edificantes de piedad, entrega y caridad”.
- Profesor de teología en Picpus – Consejero general
Oración compuesta 7 años antes:
“[…] Concededme por intercesión de la B.V. María, la gracia de hacer siempre vuestra santa voluntad. Haced que llegue a la perfección de mi vocación según el espíritu de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, para que mi alegría sea perfecta. Dadme buena voluntad, firme y perseverante y una profunda paz. Haced que, caminando siempre en vuestra presencia, os encuentre en todas las cosas y concédeme tender constantemente a Vos por amor y por agradecimiento, y llegar a Vos por la palma del martirio para que pueda alabaros, bendeciros y cantar eternamente vuestras misericordias. Amén”.
Para conocer más de esta historia, recomendamos este artículo del hermano Eric Hernout ss.cc.
Fuente: SS.CC. Picpus/Comunicaciones SS.CC. Providencia