Con un mensaje a los padres y madres presentes en el funeral de Amanda Ibáñez durante este domingo 13 de noviembre, su papá agradeció la compañía y las numerosas muestras de cariño y solidaridad.
En una capilla repleta de familiares, compañeros, apoderados y profesores del colegio, la pequeña Amanda Ibáñez, del cuarto básico C, fue despedida en una eucaristía conmovedora y llena de esperanza en el Dios de la vida. El coro de niñas y niños y también el coro de jóvenes del colegio acompañaron con hermosos cantos el funeral.
Nuestra eucaristía dominical se transformó en el momento de dar gracias por la presencia de Amanda que inundó de amor a su familia durante su corta vida. Al iniciar el funeral, la directora Gloria Rojas Ponce, destacó en su saludo que “es tanto el amor que le dieron sus padres, que ni la muerte les puede arrebatar la experiencia de amor profundo hacia su hija Amandita”, luego de que citara un hermoso poema del padre Esteban Gumucio sobre la muerte. Después Alejandro Ibáñez, papá de Amanda, agradeció las muestras de cariño y la compañía recibida estos días, y además entregó un estremecedor mensaje a los padres y madres presentes en el que les invitó a tener conciencia del tesoro que son los hijos: “Disfruten a sus hijos, aprovéchenlos, cuídenlos, salgan al cerro con ellos, que el trabajo no sea lo más importante”.
En la homilía, el padre José Vicente Odriozola tuvo palabras de consuelo y esperanza: “La muerte es el misterio más grande al que nos podemos enfrentar, sobre todo lo incomprensible que es la muerte de una niña. Vivimos legítimamente el dolor, la pena, y por qué no también la rabia y la rebeldía” y agregó que no existe ningún dolor que el ser humano no pueda enfrentar, y que hay dos caminos para sobrellevar un dolor tan profundo como este, “la fe en Dios, porque Dios es más grande en su amor, y el amor de la gente que nos rodea; la familia, los amigos y la comunidad. Estas dos fuerzas se conjugan para enfrentar el dolor”.
Al finalizar el funeral, compañeras y compañeros de Amanda junto a sus padres, soltaron globos blancos al cielo en homenaje a la pequeña Amanda, que ciertamente vivirá en el recuerdo de nuestro colegio.